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HISTORIAS

Historias de inmigrantes: Giovanni Sposato

Giovanni Sposato - Matrimonio

Giovanni Sposato es uno de nuestros tantos inmigrantes italianos que, como muchos, tiene una edificante historia para contar. Queremos dedicar un espacio a estas experiencias de vida, para guiarnos, especialmente a los más jóvenes. Sentarnos a su lado, escuchar a nuestros mayores, es el contacto viviente con una Italia siempre joven, siempre nueva.

Giovanni Sposato, infancia y juventud

Carpanzano el pueblo natal de Giovanni, un pequeño pueblo cosentino que hoy en día no alcanza los cuatrocientos habitantes. “Éramos cuatro hermanos, tres varones y una mujer: Onorina, Ernesto, Pierino y yo. Mi madre nació en 1906 en Estados Unidos, ya que mis abuelos habían emigrado allí, pero regresaron porque no les gustaba el país. Mi abuelo era un hombre muy bueno, cantaba en la iglesia del paese y tocaba las campanas. A veces, durante la guerra, lo llamaban para hacer de intérprete, porque hablaba bien el inglés.
Hice la escuela en Castelluccio Inferiore, en la provincia de Potenza, porque mi padre era empleado de ferrocarril, así que nos mudamos allí cuando consiguió el empleo durante la construcción de la ferrovia ‘Calabro-Lucana’. Mi padre me traía ‘Il corriere dei piccoli’, porque me gustaba mucho leer”. Nos cuenta Giovanni.

Giovanni Sposato - Passaporto
Pasaporte con el que Giovanni embarcó en Nápoles. Autor: Casia Moneta Stanganelli

Recuerdos de la guerra

“En el paese no sufrimos bombardeos o violencia. Recuerdo las caravanas de alemanes que iban rumbo a Sicilia. Nos regalaban chocolates, nunca nos trataron mal pero, una vez que volvían en retirada era distinto.
También recuerdo a la gente escondiendo, enterrando cosas de valor. De valor digo, máquinas de coser, esas eran la cosas de valor.
Papá había comprado una cabra, la llevaba al trabajo con una soguita porque ahí había mejor pastura. Desayunábamos con leche de cabra, y a pranzo, lo que había, por lo general pasta e patate.
En el pueblo había un horno común, con unas señoras que horneaban el pan para todos a cambio de algo. Por lo general las mujeres iban por la leña. Pensar que entonces el “tráfico” se hacía con papas, porotos, lentejas. Una vez, estando mi padre en la estación, le pidieron que abriera la valija, tenían que controlar qué es lo que llevaba. La sorpresa que se dieron los guardias, papá llevaba cebollas en la valija.
Éramos muy pobres, jugábamos con una rueda de bicicleta. Nos divertíamos igual, y teníamos mucho respeto por nuestros padres. Papá y mamá se querían muchísimo, nunca los olvidaré, nos dieron mucho amor”.

Giovanni Sposato - Cartas
Correspondencia de Giovanni y su familia. Autor: Casia Moneta Stanganelli

Aprender un oficio

“Cuando terminé la elementare, me mandaron a aprender un oficio. Yo elegí ser fabbro, herrero. Mi hermano, en cambio, eligió la carpintería porque éramos pocos en el pueblo y debíamos variar. Mi maestro se llamaba Antonio Bruno, y él nos enseñaba a calentar el hierro, estirarlo a golpe de martillo. Nuestra manera de pagarle era trabajar para él, y el día de feria se llevaban los productos a la plaza, por lo general herramientas de trabajo agrario.
El intercambio se hacía por medio de trueque, una reja de arado por un cabrito, cosas así. Porque en la feria se vendía de todo, en realidad, lo que nosotros llamamos en Italia il mercato.
Las cosas más sofisticadas se compraban en Nápoles o en la ciudad de Cosenza, por medio del tren. Los campesinos venían desde muy lejos, cargando verduras y grano en sus burritos para vender o intercambiar por ropa o herramientas de trabajo”.

Giovanni Sposato - Compromiso
Su compromiso con Nunziata Lovano. Autor: Casia Moneta Stanganelli

Dejar la patria

No teníamos trabajo, y entonces se hablaba mucho de la Argentina. Ya medio paese había emigrado anteriorente, pero a Estados Unidos. Muchos volvían, a veces peor de como se habían ido, con la valija de cartón e le scarpe di pezza, aquí les dicen “alpargatas”.
Sabíamos de algunos que estaban en Argentina por medio de cartas y telegramas. Desde Argentina se enviaba dinero a la familia en Italia.
Recuerdo cuando trescientos italianos partieron para Bélgica a las minas de carbón. Desde allí se proveía a Italia del carbón a cambio de obreros. Un paisano de Castelluccio murió allí, joven, recién casado. Era un trabajo muy duro.
Finalmente mis padres me convencieron, me decían que era lo mejor para mi porvenir, y en ese momento el gobierno Argentino hizo un acuerdo con Italia para que les mandasen trabajadores. Así es que mi hermano y yo decidimos emigrar, mi hermano partió antes.
Mis padres me acompañaron hasta Nápoles, desde allí partí el 29 de agosto de 1957, en la nave “Entre Ríos”. Mi hermano partió en 1950 en el “Marco Polo”.
Fue tristísimo, y lo peor de todo, esa fue la última vez que vi a mi madre”. Nos cuenta Giovanni con lágrimas en sus ojos.

Giovanni Sposato, su vida en Argentina

“Al llegar, mi hermano me recibió. Salí inmediatamente a buscar trabajo, y lo conseguí en un taller de carpintería, en 18 y 66, en La Plata, hacíamos puertas y ventanas. Luego, Emilio Serra, un piemontés que daba trabajo a los italiano en su fábrica, me empleó. Hacíamos cisternas de combutión, calderas, crucetas para autos.
Recuerdo que me daba bronca no poder leer el diario, pero con un año de esmero logré hacerlo, y también aprendí a expresarme mejor en español.
Luego conocí a Nunziata, esta siciliana que me cuida tanto, y nos casamos en el ’66. Pudimos volver juntos a Italia, a ver a mi padre y visitar la tumba de mi madre”.

Giovanni Sposato - Nunziata y Giovanni
En la actualidad. Autor: Casia Moneta Stanganelli

“Recuerdo a los padres de Nunziata, en aquella época se hacía todo con mucho respeto. Me querían mucho, de hecho al año de novios, mi suegro don Salvatore nos preguntaba cuándo pensábamos casarnos.
Dios me regaló una hermosa familia, con tres hijos y dos nietos, pudimos hacer nuestra casa, no nos falta nada. Me levanto temprano, arreglo mi huerta, ayudó a Nunziata con las cosas de la casa, leo. Los domingos me levanto temprano y voy a escuchar misa en san Francisco.
Tengo siempre a mis padres delante de mis ojos”.
Así, emocionados todos, concluimos la entrevista a este joven italiano de 87 años, con una mirada de niño y memoria prodigiosa.
Giovanni Sposato y Nunziata Lovano, a quien dedicaremos una nota especial, nos honran con su amistad. Esperamos que su testimonio de vida acrecienten en nosotros el amor por la italianidad viviente de nuestros inmigrantes.

Historias de inmigrantes: Giovanni Sposato ultima modifica: 2020-10-13T08:30:43-03:00 da Franco Mangarella

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