Las asociaciones italianas de nuestra ciudad son numerosas. En la actualidad, habiendo disminuido el numero de socios, las instituciones subsisten con actividades recreativas y alquiler de las instalaciones. En consecuencia, una cuarentena como la nuestra, golpea duro.
Asociaciones italianas en La Plata
La Plata recibió un gran flujo migratorio a fines del s. XIX. En ese tiempo todo estaba por hacerse, y la construcción de una nueva ciudad, desde cero, era una oportunidad única.
La primera institución fue la de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Unione e Fratellanza”, fundada en 1883. Los principales objetivos eran proveer ayuda de todo tipo, especialmente a las viudas, huérfanos y ancianos, accidentados en el trabajo, etc.
Muchos analfabetos con necesidad de enviar cartas, de alguien que se las lea, y hasta de tener la garantía de una digna sepultura en tierra extranjera.
El ardiente fervor patriótico exigía una asociación entre paisanos, que asegurase la italianidad propia y la de sus hijos.
Esta sociedad no se desintegraría en el futuro, sino que se diversificaría en la gran multitud de asociaciones italianas regionales de la actualidad.
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Asociaciones italianas e identidad regional
América hispana, mixtura española y aborigen de la que surgieron los criollos, mulatos en Buenos Aires y una minoritaria presencia extranjera, era una sociedad relativamente homogénea.
La península itálica y sus islas, unificada en el Reino de Italia, totalmente solo en 1870; es una nación en la que se distinguen diversas culturas.
Conocida división Norte-Sur, responde no tanto a categorías sociológicas discriminatorias cuanto a una realidad étnica notoriamente diversa.
El Imperio Romano no osó latinizar los enclaves griegos del sur de la península ni la Sicilia, que permanecieron tales incluso con la llegada de los árabes, normandos, españoles, etc.
Los bárbaros que poblaron inmediatamente el centro-norte, y que extendieron su gobierno hasta la Calabria, más tarde un numeroso grupo de albaneses buscaría refugio en el continente y Sicilia, ante la caída del Imperio Romano de Oriente.
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Todos estos pueblos hacen un colorido mosaico, a diferencia de la unificación cultural hispánica en sus reinos de ultramar.
Se es italiano al mismo tiempo que se es lombardo, trentino, puliese, sardo, ítalo-albanés, ítalo-griego.
Los inmigrantes se agruparon inmediatamente por su manera de hablar, por sus costumbres particulares, ritos religiosos, incluso por los hábitos alimenticios. No es caprichoso que los círculos trentinos organicen la sagra de la polenta, y los meridionales la sagra del pomodoro, de la sassizza, etc.
Por estos motivos, cada grupo regional trabajó para lograr su propia asociación, incluso estrechando vínculos con las autoridades de sus pueblos natales, organizando intercambios culturales, buscando perpetuar su italianidad regional en sus hijos.
Años dorados
Desde el empresario hasta el albañil, todos se agruparon para lograr recrear su pequeño pueblo, provincia o región en el extranjero.
Eran buenos tiempos, la cosas se hacían para toda la vida, y la fiebre consumista de lo descartable no apremiaba al monedero de la abuela.
Las asociaciones italianas eran prósperas, Italia se levantaba con un nuevo vigor luego de una cruenta guerra, la colaboración mutua sostenía los ánimos, quienes nunca pudieron volver a su pueblo tuvieron una oportunidad para concretar el viaje deseado.
La Plata se italianizó, las fiestas en círculos italianos gozaban de buena fama. Sardos a la mesa de trentinos, sicilianos y abruzzeses, era un ir de visita a la casa de los amigos.
Hoy esta vida de amistad permanece, afrontando los tiempos malos, buscando conservar la herencia de los mayores; pero no es fácil.
Ya vendrán tiempos mejores
Muchas asociaciones italianas se mantienen en pie gracias a la organización de eventos, cenas, actividades recreativas y educativas, y un puntal económico es el alquiler de las instalaciones.
Naturalmente, con el paso del tiempo, muchos inmigrantes han fallecido o no pueden participar como antes, debido a la avanzada edad. Los socios son cada vez menos, y los impuestos cada vez mas.
A pesar de esto, las actividades organizadas durante la cuarentena demuestran la vitalidad de las asociaciones italianas en La Plata.
Es un buen momento para colaborar con ellas, volver a la actividad, todo suma. No olvidemos el gran sacrificio de los fundadores, y de todos aquellos que las han mantenido y legado a las nuevas generaciones.
Desde itLaPlata, nos ponemos a disposición, esperando colaborar de la mejor manera posible. Ya vendrán tiempos mejores.
