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Historias de inmigrantes: Nunziata Lovano

Nunziata Lovano - Pasaporte

Continuamos acercándote historias de inmigrantes italianos en nuestra ciudad. Esta vez hablaremos de Nunziata Lovano, esposa de Giovanni Sposato, a quién dedicamos el artículo anterior. Nunziata es una siciliana que se hace notar, reina de la cucina tradizionale y un gran ejemplo de trabajo y sacrificio.

Nunziata Lovano, infancia en Sicilia

Nació el 30 de agosto de 1942 en San Marco D’Alunzio, provincia de Messina. Sus padres, Salvatore Lovano y Maria Barbuzza, y sus hermanos Rita y Sergio, componían el grupo familiar.
Nuestra querida Nunziatina recuerda así su infancia: “Cuando yo nací, papá fue llamado a pelear en la guerra, así que lo conocí recién cuando yo tenía cinco años. Cuando lo ví por primera vez quedé aterrorizada, era un desconocido para mi. Todo ese tiempo mi madre salía a buscar leña con otras mujeres, y yo cuidaba a mis hermanos mas chicos.
Comíamos el pane cotto, y era un lujo para nosotros. Los hombres estaban en la guerra, y las mujeres tenían que trabajar el campo, no quedaba otra.
Cuando papá volvió, resolvió emigrar a la Argentina porque ya habían algunos paisanos nuestros acá. Él vino unos años antes, y después nos mandó el dinero para el viaje”.

Un nuevo mundo para Nunziata Lovano

“Mi padre se instaló primero en Olavarría, allí tenía una tía suya que le dió un lugar. Consiguió trabajo en la fábrica de cemento Loma Negra, era un trabajo insalubre, pero les daban cemento a los paisanos para hacer sus casas. Así fue por unos años.
Luego, unos paisanos de papá que vivían en La Plata le dijeron que se estaba mejor, y se vino para acá. Después llegamos nosotros. Mi papá era muy trabajador, trabajaba doble turno y después haciendo nuestra casa. Apenas si dormía unas pocas horas. Tenía un carácter terrible, pero nunca nos hizo faltar nada.

Nunziata Lovano - Foto familiar
Nunziata (primera a la izquierda), su madre y sus hermanos. Autora: Casia Moneta Stanganelli

Nosotros nos instalamos en Ringuelet, donde había varios italianos de san Marco. Llegué acá a los doce años, cuando fui creciendo tuve que aprender un oficio. Así que aprendí a coser, mirando a otras mujeres, hasta que un día empecé a cortar y coser pantalones. Llegué a hacer esos pantalones de caballería, del ejército, que eran muy complejos en esa época.
Estoy orgullosa de mi oficio, con mi trabajo hice estudiar a mis hermanos mas chicos, luego a mis hijos. Yo no tengo estudios, pero mi oficio me dió de comer y pudimos vivir siempre dignamente”. Nos cuenta Nunziata con un marcado acento siciliano.

Amor alla italiana

“Siempre quise casarme con un italiano, no me interesaban los muchachos de acá. Y un día, un paisano nuestro me dijo que había un chico calabrés que conocía él, que estaba soltero, y si quería conocerlo.
Así fue que conocí a Giovanni, me lo presentó este paisano y vino a mi casa a presentarse con mi padre. En aquél entonces, las familias sicilianas tenían que conocer a la familia del pretendiente de la hija, así que Giovanni llevó a su hermano Pierino. Así mi papá estaba seguro de que eran gente honesta y trabajadora, y que las intenciones eran serias. Quedé encantada cuando vi a Giovanni por primera vez, en una foto que mandó por medio del amigo, parecía un actor de cine”.

Nunziata Lovano - Matrimonio
El día de su boda con Giovanni Sposato. Autora: Casia Moneta Stanganelli


“Estuvimos de novios poco más de un año, y Giovanni tenía permiso de venir a verme los sábados y domingos. Pidió venir también los jueves, pero papá dijo que no porque no teníamos para invitarlo a comer. El día que nos casamos papá organizó una fiesta. Aún siendo pobres, para un siciliano el matrimonio de la hija es muy importante, no podía dejar de invitar a los paisanos.
Empezamos con poco y nada, pero pudimos criar y hacer estudiar a tres hijos, sin hacerles faltar nada. Nos llevamos diez años, somos muy unidos, compartimos todo, sostenemos juntos la casa y nos llevamos muy bien, él tiene un carácter hermoso”. Dice emocionada Nunziata mirando a su querido esposo.

Volver a Italia

“Fue muy difícil al principio, teníamos que hacer la casa. Una tía, Angela Barbuzza, me traía verdura y fruta porque tenía una verdulería. Nos quería mucho. Mi mamá se escapaba de casa cuando papá iba a trabajar para venir a ayudarme a coser.
Mis padres viajaron a Italia a conocer a mis suegros en Castelluccio, y cuando mi papá tocó a la puerta, el papá de Giovanni pensó que era el que vendía el aceite. ¡Qué sorpresa se llevó!
Yo no pude conocer a mi suegra, porque cuando viajé en el ’80, ya había fallecido. Ese año viajé sola con mi hija de cinco años a conocer a mis suegros, Giovanni no pudo ir”.

Nunziata Lovano - Retrato
En brazos de su madre Maria Barbuzza. Autora: Casia Moneta Stanganelli

“Me recibieron muy bien, mi hija era la alegría venida de lejos. Era una excelente persona mi suegro, luego pudimos volver, esta vez con Giovanni”.
La emoción interrumpe esta entrevista, pero baste lo que se dijo. Un matrimonio feliz, un calabrés que habla un italiano limpio, y una siciliana que solo conoció el dialecto messinese. El párroco de San Marco D’Alunzio envía todos los años una postal en el día de Pascua, signo de la unión entre los que partieron y los que se quedaron.
Su corazón es agradecido con Argentina, pero no puede dejar de pertenecer a ese pueblito de montaña. Cada fiesta de san Basilio, patrono de esta localidad de tradición bizantina, Nunziata Lovano recibe alguna llamada de su pueblo natal, y es como si estuviera allí nuevamente.

Historias de inmigrantes: Nunziata Lovano ultima modifica: 2020-10-20T08:00:18-03:00 da Franco Mangarella

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